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Metamorfosis


Se dice de lo que sucede en el ser, que para conquistar el espacio del vuelo, muere a su realidad de oruga. Imperativo biológico a través del que disuelve, literalmente, su cuerpo dentro de una crisálida. Un cuerpo líquido...¿es acaso un cuerpo vivo?  me pregunto si el ser que es la oruga y el ser que es la mariposa son el mismo ser. Dónde ésta ése ser cuando no es oruga ya ni mariposa aún.

Asusta al pensamiento la idea de deshacerse.
Perder los límites, descomponerse.
Dejar de ser lo que uno es, es morir. No hay otro modo de llamarlo. Más ser en el vuelo quizás es buen motivo para entregarse a un proceso de transformación.

Y que el ego no confunda,  se nace oruga, con todo el amor de la creación.

Transitar de la célula primera al ser bebé, es metamorfosis.
Nacer es morir de la vida conocida a la por conocer.
Crecer es transformarse.

Nos sucede constantemente.

Uno va aprendiendo a soportar ésa sensación de perder los límites que lo definen. A afrontar el vértigo de la incertidumbre. A percibir en su sistema sensorial nuevas vías de comunicación entre las partes olvidadas de sí mismo. A fluir en el devenir de la vida sabiendo que la meta es el camino.

Tenemos algunas maneras de recordar a nuestro sistema cómo es que era éso de transformarse.
Aunque cada cambio conlleva el duelo ineludible de lo que deja de ser, descubrirse volando es conquistar un nuevo sentido de vida. Y lo seguiremos haciendo. Con placer o temor, somos lo que somos.

la técnica metamórfica


Es un modo de recrear el proceso de la creación.

Es un toque suave, una caricia al alma que le recuerda que una vez se hizo cuerpo. Es un recuerdo celular que vibra la memoria de ser uno su cuerpo y el líquido que lo envuelve, uno con la matriz que lo gesta, uno, sin dentro ni fuera. Sólo un pulso vital del todo.

La hipótesis de la causación formativa

"...cada vez que se forma un átomo los electrones ocupan los mismos orbitales alrededor del núcleo; los átomos se combinan repetidamente dando lugar a las mismas formas moleculares; una y otra vez las moléculas cristalizan formando los mismos patrones espaciales; las semillas de una especie determinada dan lugar año tras año a plantas del mismo aspecto; generación tras generación, las arañas tejen los mismos tipos de telaraña. Las formas se originan repetidamente, y cada vez son más o menos iguales. Nuestra facultad para reconocer, identificar y poner nombre a las cosas depende precisamente de este hecho.
(...) La constancia y repetición de formas se explica por medio de la asociación repetida del mismo tipo de campo morfogenético con una clase dada de sistema fisicoquímico. Pero entonces, ¿qué determina la forma particular del campo morfogenético?"

Rupert Sheldrake
Una nueva ciencia de la vida