Metamorfosis


Se dice de lo que sucede en el ser, que para conquistar el espacio del vuelo, muere a su realidad de oruga. Imperativo biológico a través del que disuelve, literalmente, su cuerpo dentro de una crisálida. Un cuerpo líquido...¿es acaso un cuerpo vivo?  me pregunto si el ser que es la oruga y el ser que es la mariposa son el mismo ser. Dónde ésta ése ser cuando no es oruga ya ni mariposa aún.

Asusta al pensamiento la idea de deshacerse.
Perder los límites, descomponerse.
Dejar de ser lo que uno es, es morir. No hay otro modo de llamarlo. Más ser en el vuelo quizás es buen motivo para entregarse a un proceso de transformación.

Y que el ego no confunda,  se nace oruga, con todo el amor de la creación.

Transitar de la célula primera al ser bebé, es metamorfosis.
Nacer es morir de la vida conocida a la por conocer.
Crecer es transformarse.

Nos sucede constantemente.

Uno va aprendiendo a soportar ésa sensación de perder los límites que lo definen. A afrontar el vértigo de la incertidumbre. A percibir en su sistema sensorial nuevas vías de comunicación entre las partes olvidadas de sí mismo. A fluir en el devenir de la vida sabiendo que la meta es el camino.

Tenemos algunas maneras de recordar a nuestro sistema cómo es que era éso de transformarse.
Aunque cada cambio conlleva el duelo ineludible de lo que deja de ser, descubrirse volando es conquistar un nuevo sentido de vida. Y lo seguiremos haciendo. Con placer o temor, somos lo que somos.